La ralentización del PIB aconseja evitar medidas económicas que desincentiven aún más la actividad en un contexto de gran incertidumbre
El dato avance de Contabilidad Nacional Trimestral del primer trimestre de 2022 supone una sorpresa negativa, ya que, si bien se esperaba una ralentización del crecimiento, el 0,3% de tasa intertrimestral supone un significativo freno para la recuperación de la economía.
De confirmarse este dato, frente a una estimación esperada en torno al 1% para el PIB, podría conllevar una revisión a la baja de las previsiones de crecimiento para el conjunto del año 2022 del orden mínimo de 0,5 puntos.
Hay que tener en cuenta que estos datos son un avance que se elabora con información de indicadores que no cubren la totalidad del trimestre y podrían sufrir revisiones importantes. Sobre todo, teniendo en cuenta que, con el estallido de la guerra en Ucrania, en el mes de marzo los indicadores disponibles muestran un peor comportamiento.
La composición del crecimiento introduce ciertos elementos de preocupación. Entre ellos cabe destacar la caída del consumo de las familias, el aumento del gasto público o el incremento de los costes empresariales, que hacen que los márgenes se sigan reduciendo este año, y la notable caída acumulada de la productividad. Estos factores, junto con el descenso de los resultados empresariales y cierta incertidumbre acerca de los cambios regulatorios, puede llevar a un menor dinamismo económico en el futuro y, con ello, a una menor creación de empleo.
Así pues, las perspectivas para la economía española en 2022 están sometidas a una gran incertidumbre y riesgos a la baja que van a afectar de lleno al sector empresarial, como son el encarecimiento de las materias primas, los cuellos de botella, las subidas de costes laborales y los cambios regulatorios, a lo que hay que añadir más recientemente las consecuencias de la guerra en Ucrania. Por ello, es fundamental que no se implementen medidas que desincentiven el crecimiento económico y resten seguridad jurídica.
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