La evolución del IPC a comienzos de 2021 dependerá de los precios del petróleo y de la recuperación del consumo

En diciembre, la tasa interanual del Índice de Precios de Consumo (IPC) minora su descenso en tres décimas y se sitúa en el -0,5%, acumulando nueve meses en negativo. La inflación se mantiene en negativo debido a las caídas de los precios de los productos energéticos y la desaceleración de la subyacente.
Así, la inflación subyacente continúa su senda de desaceleración y se sitúa en el 0,1%, una décima menos que el mes anterior. Analizando sus componentes, se observa que se mantienen en tasas muy reducidas, incluso algunas en el entorno del 0%. Los precios de los servicios reducen su variación en dos décimas hasta el -0,1%, los precios de los bienes industriales sin productos energéticos aumentan una décima su tasa de variación hasta el 0,1%, y los alimentos con elaboración, bebidas y tabaco aumentan una décima su variación interanual hasta el 0,9%.
Los precios de los alimentos sin elaboración también muestran un crecimiento más moderado, reduciendo su tasa de variación en seis décimas hasta el 1,4%, si bien continúan configurándose como el componente más inflacionista de la cesta, concentrándose los aumentos más intensos en las rúbricas de frescas, carne de ovino y otras carnes.
Los precios energéticos disminuyen su ritmo de caída en diciembre. En concreto, la tasa interanual en este mes de los precios de los productos energéticos ha sido del -6,2%, frente al -9,5% del mes anterior, y se prevé que esta tendencia de minoración de la caída continúe los próximos meses.
En diciembre el precio del crudo Brent ha continuado al alza hasta los 50,2 dólares/barril de media, impulsado por los acuerdos sobre producción por parte de la OPEP+ y por las buenas perspectivas de recuperación de la demanda que generan las vacunas. Aun así, el precio fue un -27,3% inferior al de un año atrás, medido en dólares, y un -33,6% menor en euros, debido a la apreciación de la moneda europea en el último año. Los precios de los futuros están cotizando un precio del crudo alrededor de los 55 dólares/barril para 2021, frente a los 45,1 dólares/barril de 2020, por lo que dejarán de tener un efecto bajista sobre la inflación.
El Índice de Precios de Consumo Armonizado aumentó dos décimas en diciembre, hasta el -0,6%, y el índice promedio de la Unión Económica y Monetaria se mantuvo en el -0,3%, según recoge el indicador avanzado de Eurostat. Así, el diferencial negativo con la zona euro se sitúa en tres décimas y se prolonga ya por más de dos años.
En el conjunto del año 2020 la tasa media del IPC ha sido del -0,3%. De cara a los próximos meses, la inflación estará condicionada por el comportamiento de los precios del petróleo y el descenso de la demanda de algunos bienes y servicios derivada de la crisis del coronavirus. De cualquier modo, se puede afirmar que estamos en una coyuntura de estabilidad de precios sin presiones inflacionistas.
En este contexto de debilidad de la demanda, los precios finales continúan cayendo al mismo tiempo que las empresas deben seguir asumiendo incrementos de costes de producción, por lo que sus márgenes se están reduciendo intensamente.
Actualidad relacionada
La inflación en febrero volvió a repuntar ligeramente, hasta el 3,0%, una décima más que el mes anterior. Por su parte, la inflación subyacente disminuyó dos décimas, hasta el 2,2%.
CEOE prevé que la tendencia en la reducción del IPC de los últimos meses se mantenga a lo largo de 2025, pese al repunte puntual de enero, como anticipa el hecho de que la inflación subyacente se sitúe por debajo de la general.
CEOE ha subrayado la notable desaceleración registrada por el Excedente Bruto de Explotación en 2024, que está limitando las decisiones de inversión de las empresas, como refleja el retraso en la recuperación de la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF), pese al dinamismo mostrado por la economía española, que el año pasado creció un 3,2% frente al 0,8% estimado para la Eurozona.
CEOE avisa de que la incertidumbre regulatoria, con medidas de política del mercado laboral con efectos sobre el modelo de relaciones laborales y la negociación colectiva, puede perjudicar la creación de empleo en 2025, tras cerrar un año positivo, con el número de ocupados en máximos históricos.