La caída del IPC en febrero evidencia que se mantiene la debilidad económica
En febrero, el IPC disminuyó cinco décimas hasta el 0,0% debido al descenso de los precios de la electricidad y a la moderación de la inflación subyacente. El estancamiento de los precios es un indicador de la persistencia de la situación de debilidad económica en la que estamos inmersos. La moderación de precios, junto con el aumento de los costes de producción y de los impuestos que deben seguir asumiendo las empresas, está provocando una reducción significativa de sus márgenes. La evolución de los precios en 2021 estará muy condicionada por el comportamiento de los precios de petróleo y de la recuperación del consumo.

En febrero, la tasa interanual del Índice de Precios de Consumo (IPC) disminuye cinco décimas y se sitúa en el 0,0%. Así, la inflación se sitúa en tasas prácticamente nulas, tanto en lo que se refiere al índice general como a la inflación subyacente, reflejando la debilidad del consumo privado y la ausencia de presiones inflacionistas externas.
La inflación subyacente disminuye tres décimas y se sitúa en el 0,3% interanual. Analizando sus componentes, se observa que se mantienen en tasas muy reducidas. Así, los precios de los servicios retroceden cuatro décimas hasta el 0,1%, los precios de los bienes industriales sin productos energéticos disminuyen una décima su tasa de variación hasta el 0,2%, y los alimentos con elaboración, bebidas y tabaco recortan cuatro décimas su variación interanual hasta el 0,7%. El mayor incremento de precios de este último grupo de alimentos desde enero se ha visto muy condicionado por el aumento de la imposición sobre las bebidas azucaradas, ya que sin tener en cuenta esta subida, el incremento de precios en este grupo habría sido del 0,3%, tres décimas menos que el mes anterior.
Los precios de los alimentos sin elaboración continúan configurándose como el componente más inflacionista de la cesta, con una tasa de variación interanual de sus precios del 2,6%, una décima más que en enero. Las mayores subidas se concentran en las frutas frescas, mientras que las hortalizas y la carne muestran menores incrementos que el año anterior.
Los precios energéticos intensifican su ritmo de caída en febrero. En concreto, la tasa interanual en este mes de los precios de los productos energéticos ha sido del -4,2%, frente al -1,8% del mes anterior, debido fundamentalmente al descenso de los precios de la electricidad, ya que los precios de los carburantes y los combustibles han minorado su ritmo de descenso, en línea con el incremento del precio del petróleo.
En febrero, el precio del petróleo continuó al alza hasta los 62,8 dólares/barril de media mensual, un 15% más que en enero y un 11% en variación interanual, aunque en euros el encarecimiento anual es nulo debido a la revalorización del euro frente al dólar. El aumento del precio se debe a las perspectivas de recuperación de la economía mundial y al recorte en la producción de los países de la OPEP+. En los primeros días de marzo el precio del crudo ha seguido aumentando, tras la decisión de los países de la OPEP y sus socios de extender sus niveles de producción al mes de abril, y por los ataques a instalaciones petrolíferas en Arabía Saudí.
El Índice de Precios de Consumo Armonizado disminuyó cinco décimas en febrero, hasta el -0,1%, mientras que el índice promedio de la Unión Económica y Monetaria se mantuvo en el 0,9%, según recoge el indicador avanzado de Eurostat. Así, el diferencial negativo con la zona euro se sitúa en un punto y se prolonga ya por más de dos años.
De cara a los próximos meses, la inflación estará condicionada por el comportamiento de los precios del petróleo y el descenso de la demanda de algunos bienes y servicios derivada de la crisis del coronavirus. De cualquier modo, se puede afirmar que estamos en una coyuntura de estabilidad de precios sin presiones inflacionistas.
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