El incremento de los precios energéticos por las restricciones de oferta de crudo mantiene el IPC en el 2,7%
En junio, la inflación mantuvo su tasa de variación en el 2,7% interanual, siendo el aumento de los precios de los productos energéticos el principal elemento inflacionista. Las restricciones de oferta por parte de la OPEP+ continúan impulsando al alza los precios del petróleo, lo que, unido a la caída que sufrieron en 2020, hace que registren incrementos muy elevados en términos interanuales.

En junio, la tasa interanual del Índice de Precios de Consumo (IPC) se mantiene en el 2,7%, misma tasa que en mayo. El incremento de los precios de la electricidad y de determinados alimentos no elaborados han contribuido a mantener la inflación en esas tasas.
La inflación subyacente también mantiene su tasa de variación en el 0,2% interanual. Por componentes, se observan comportamientos heterogéneos. Por una parte, los precios de los servicios aumentan su ritmo de caída en dos décimas hasta el -0,3%. Sin embargo, por otra parte, tanto los precios de los bienes industriales sin productos energéticos, que aumentan dos décimas su tasa de variación hasta el 0,7% (la mayor tasa alcanzada en este componente desde 2017), como los alimentos con elaboración, bebidas y tabaco que aceleran su tasa de variación cinco décimas hasta el 0,7%, están comenzando a mostrar un cambio de tendencia.
Los precios de los alimentos sin elaboración mantienen su tasa de variación interanual en el 1,4%. Las mayores subidas respecto al mismo mes de 2020 se concentran en la carne y el pescado, mientras que los descensos más acusados se registran en las frutas y las legumbres y hortalizas.
Los precios energéticos constituyen el componente más inflacionista del IPC, con una tasa interanual del 23,5% (24,0% en mayo). De hecho, la misma tasa para el IPC sin productos energéticos es del 0,3% en junio. En concreto, los precios de los carburantes, junto con los de la electricidad y del gasóleo para calefacción, mantienen ritmos de crecimiento muy elevados, debido al notable repunte del precio del petróleo, entre otros factores. En junio el crudo Brent se situó en 73,3 dólares/barril de media mensual, lo que supuso un incremento del 81,2% interanual, algo más moderado que en los meses previos, pero aún muy notable. En euros, el incremento fue del 69,2% por la mayor debilidad del dólar. La limitación de la producción y el aumento de la demanda mundial han presionado al alza los precios. Para los próximos meses, la evolución de los precios estará condicionada por el acuerdo, que de momento no se ha alcanzado dentro de la OPEP+, sobre durante cuantos meses deben llevar a cabo incrementos progresivos de la producción, si hasta fin de año o hasta abril de 2022. En julio, el precio medio se sitúa en torno a los 78 dólares/barril, lo que supondría un incremento del 77,6% en dólares y casi un 69% en euros con respecto a un año antes (similar al mes pasado). Se espera que en los próximos meses los precios del petróleo seguirán presionando al alza la inflación, aunque de forma más moderada.
El Índice de Precios de Consumo Armonizado aceleró su ritmo de crecimiento interanual hasta el 2,5% en junio (2,4% en mayo), mientras que el índice promedio de la Unión Económica y Monetaria desaceleró una décima hasta el 1,9%, según recoge el indicador avanzado de Eurostat. Así, se acumulan tres meses de diferencial positivo con la Unión Monetaria.
De cara a los próximos meses, se espera que, a pesar del comportamiento alcista de los precios de las materias primas y en especial del petróleo, su impacto sobre la inflación se reduzca, lo que, unido a que la inflación subyacente continuará en niveles muy bajos, serán factores moderadores de la inflación en los próximos meses.
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