CEOE pide evitar aumentos de precios y salarios que se retroalimenten entre sí en una espiral inflacionista
En marzo, el IPC repuntó de nuevo hasta el 9,8%, la tasa más elevada desde mayo de 1985. El encarecimiento de los productos energéticos continúa siendo el principal elemento inflacionista. En este dato de IPC continúa existiendo un significativo componente de “efecto base”, ya que en marzo de 2021 la inflación fue tan solo del 1,3%.

La inflación subyacente aumenta cuatro décimas, situando su tasa de variación en el 3,4% interanual en marzo, situándose más de 6 puntos por debajo del IPC general, lo que estaría reflejando el esfuerzo del tejido productivo para no repercutir todo el aumento de costes en sus precios finales de bienes y servicios. Esto implica pérdidas para muchas empresas de estos sectores en un momento delicado para muchos de ellos tras meses de crisis y restricciones a la actividad, a lo que hay que sumar ahora el impacto del conflicto entre Rusia y Ucrania.
Durante los próximos meses la inflación se verá muy condicionada por la evolución y duración del conflicto entre Rusia y Ucrania y las sanciones económicas impuestas por la Unión Europea, que pueden tener repercusiones significativas sobre el precio de algunas materias primas, entre otras, gas, petróleo, cereales o aceites. Ello se ve unido a otros factores que ya estaban impulsando la inflación como los efectos base provocados por la pandemia, las dificultades de aprovisionamiento o el intenso crecimiento de los precios de algunos bienes intermedios. Todo ello, mantendrá elevada la inflación los próximos meses, pero se espera que vayan remitiendo en intensidad al final del año.
El plan de choque aprobado la pasada semana con el Real Decreto 6/2022 no se ha concentrado, como tenía que haber hecho, en ayudar a las empresas y sectores más afectados. Por ello, su impacto positivo sobre la inflación va a estar limitado a los tres meses que van a durar estas subvenciones, lo que comenzará a visualizarse ya en abril como consecuencia de las subvenciones a los carburantes.
En este contexto, resulta especialmente relevante evitar un escenario en el que los aumentos de los precios y salarios se retroalimenten entre sí, para no producir efectos de segunda ronda que nos lleven a una espiral inflacionista.
En términos de comparación con Europa, el IPCA en marzo alcanzó una tasa del 9,8%, mientras que en la Unión Monetaria esta tasa se situó en el 7,5%, aumentando el diferencial positivo, lo que supone una pérdida de competitividad relativa que no debiera agravarse con nuevos aumentos sobrevenidos de costes de ningún tipo.
Entrando en un análisis más desagregado de la inflación, cabe destacar que, dentro del componente subyacente, los precios de los servicios aumentan su ritmo interanual en cuatro décimas hasta el 2,4%; los precios de los bienes industriales sin productos energéticos incrementan en dos décimas su tasa de variación hasta el 3,2%; y los alimentos con elaboración, bebidas y tabaco aceleran su tasa interanual 0,9 puntos hasta el 6,2%, destacando el aumento de aceites y grasas (32,1%).
Los precios de los alimentos sin elaboración aumentan en 1,7 puntos su tasa de variación interanual hasta el 6,7%. Destaca el incremento de los precios de la carne de ovino (10,1%), pescado fresco y congelado (10,1%) o la leche y los huevos (11,0%).
Los precios de los productos energéticos alcanzaron una tasa interanual del 60,9% en marzo, frente al 44,3% en febrero y el 33,0% de enero, impulsados por el alza del precio de las materias primas energéticas. En marzo, presionado por los efectos de la guerra en Ucrania, el precio del crudo Brent se situó en 122,7 dólares/barril el más elevado desde marzo de 2012, si bien en euros con 111,4 euros/barril alcanzó el precio máximo desde que existe esta divisa. Esto supuso un aumento interanual en euros del 101%. En los primeros días de abril, y tras el anuncio de los países de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) de que liberarán parte de sus reservas estratégicas, el precio del petróleo se ha orientado a la baja, oscilando alrededor de los 105 dólares/barril, que de mantenerse conllevarán incrementos en euros de alrededor del 77%. Los precios de futuros también muestran una senda ligeramente descendente para los próximos meses.
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La inflación en febrero volvió a repuntar ligeramente, hasta el 3,0%, una décima más que el mes anterior. Por su parte, la inflación subyacente disminuyó dos décimas, hasta el 2,2%.
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