Los datos de mayo evidencian el compromiso del sector privado por la estabilidad en el empleo
Valoración paro mayo
El cierre de mayo deja 213.643 cotizantes más y 99.512 desempleados menos, siendo este un mes tradicionalmente favorable para el empleo por motivos estacionales.

No obstante, el comportamiento del empleo es especialmente positivo si tenemos presente que persiste un contexto de fuerte incertidumbre y un escenario internacional especialmente complejo por el conflicto bélico de Ucrania, a lo que se une un IPC desbocado, cuellos de botella en la disponibilidad de algunas materias primas y mayor rigidez en la contratación. Pese a ello las medidas de flexibilidad interna, que venían siendo impulsadas en nuestro marco normativo y que se han visto reforzadas con la reforma laboral, están generando un clima de confianza que se refleja en las cifras de contratación y especialmente de contratos indefinidos, en un mes en el que habitualmente crece la contratación temporal para dar respuesta a la campaña de verano.
Todo este contexto incierto, sin duda, aconseja cautela en la valoración del funcionamiento del mercado laboral y de su evolución en los próximos meses, cuando se están revisando a la baja las previsiones de crecimiento.
Como datos relevantes, el número medio de afiliados en el quinto mes del año supera los veinte millones, 20.232.723, y el de desempleados desciende de los tres millones, 2.922.911, -superados si tenemos en cuanto las personas excluidas de las listas oficiales de desempleo-. Lamentablemente, pese a lo anterior, nos mantenemos a la cabeza de las tasas de paro de la Unión Europea, lo que supone una anomalía de nuestro mercado laboral, máxime cuando aumenta la demanda de empleo y se constata la necesidad de profesionales en diferentes sectores. Esta circunstancia requiere mejorar y reforzar los mecanismos de transición entre el desempleo y la actividad, a través de las políticas activas de empleo y, en especial, la formación a lo largo de la vida, que será más relevante si cabe ante los continuos cambios y transformaciones, para mejorar la empleabilidad e inserción laboral de las personas trabajadoras.
Seguimos, por lo tanto, avanzando en niveles de empleo superiores a los alcanzados antes de la pandemia, siendo notable su repercusión en términos interanuales en las mujeres, en las que el paro ha caído un 20,92%, aunque menos que los hombres, y los jóvenes con un 38,08% de desempleados menos, descendiendo hasta los 199.920, la menor cifra de la serie histórica.
Igualmente, el avance alcanza a todos los territorios y sectores, con especial relevancia en aquellos que más se habían visto afectados por la pandemia, como la hostelería, que ha crecido en 335.758 afiliados respecto a las mismas fechas del año anterior, junto con otros de gran valor añadido, como la actividades científicas y técnicas -58.632 afiliados más en términos interanuales-, la información y comunicación -54.523 más-, la sanidad y los servicios sociales -54.521 más- y la educación -50.906 ocupados más-.
También aumentan los autónomos en 35.425 respecto a finales de mayo de 2021, destacando las actividades profesionales científicas y técnicas, con un incremento en los últimos doce meses en 10.653 personas. No obstante, crece el Régimen de Autónomos un 1,07%, cinco veces menos que en el Régimen General, donde el crecimiento interanual se eleva al 5,84%.
Sin desmerecer los anteriores, el dato más relevante vuelve a ser el de la contratación indefinida, con 730.427 contratos indefinidos suscritos en el mes de mayo, el dato más alto de la serie histórica en cualquier mes, lo que supone el 44,52% del total de los contratos formalizados, y casi un 368% más que el mismo mes de 2021.
Esto evidencia los efectos de la reforma laboral en orden a alcanzar una mayor estabilidad en el empleo y el compromiso del sector privado, frente a la creciente temporalidad del sector público que afecta especialmente a las mujeres, con un cambio en la cultura de la contratación que redundará en beneficios para la sociedad, la economía y la sostenibilidad del sistema de bienestar.
Sin embargo, dicho esfuerzo y compromiso del sector privado debe ir acompañado de un refuerzo de las medidas de acompañamiento a las empresas y las personas trabajadoras, de un marco normativo estable que permita a empresas e inversores adoptar decisiones con las máximas garantías y de un impulso de la negociación colectiva para desarrollar los reenvíos que a la misma hace la reforma laboral, en aspectos como la flexibilidad interna y la entrada en el mercado laboral, y evitar introducir elementos que conduzcan a espirales inflacionistas que contribuirían a seguir encareciendo los precios.

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