España y Alemania: motores complementarios de la competitividad y la resiliencia europeas
Artículo conjunto del secretario general de CEOE, José Alberto González-Ruiz, la directora general de la Bundesverband der Deutschen Industrie (BDI), Tanja Gönner, y el presidente de la Cámara de Comercio Alemana para España (AHK), Osmar Polo, coincidiendo con la celebración del XI Foro Hispano-Alemán en Madrid.
Los cambios económicos mundiales, el aumento de las tensiones geopolíticas y los persistentes retos comerciales están ejerciendo una presión sin precedentes sobre las perspectivas económicas de la Unión Europea. Las instituciones de la UE y los Estados miembros deben tomar medidas decisivas para reforzar la resiliencia europea y restablecer la competitividad mundial. Invirtiendo en innovación, reforzando las industrias estratégicas y diversificando los mercados de exportación, podemos sentar juntos las bases para un crecimiento sostenible. La acción coordinada europea es nuestra oportunidad para convertir los retos recientes en oportunidades de renovación y prosperidad a largo plazo.
Creemos que España y Alemania se encuentran en una posición única para liderar el avance de la UE. Aprovechando nuestras fortalezas complementarias podemos abordar los retos estructurales a los que se enfrenta la UE y marcar el rumbo hacia una prosperidad renovada para preservar la economía social de mercado europea.
Nuestro entendimiento común se basa en la urgencia de llevar a cabo reformas para garantizar la competitividad de Europa como entorno favorable para la actividad empresarial. Mario Draghi identificó acertadamente tres áreas centrales para la reforma en su informe de 2024. En primer lugar, la innovación. Europa se está quedando atrás con respecto a Estados Unidos y China en el desarrollo y la comercialización de tecnologías avanzadas. En segundo lugar, la energía. Los precios de la energía en Europa siguen siendo entre dos y tres veces más altos que los de las grandes economías competidoras. Y, en tercer lugar, las dependencias estratégicas. Europa depende en exceso de cadenas de suministro estrechas y carece de capacidad en sectores clave.
Podemos invertir estas tendencias aprovechando nuestras fortalezas internas, empezando por el mercado único. La eliminación de las barreras dentro de la UE impulsaría la competencia, la eficiencia y el comercio, preservando y creando puestos de trabajo. Veríamos un mayor crecimiento sin aumentar nuestra dependencia de actores externos. En la práctica, pedimos una rápida aplicación de la estrategia del mercado único y el éxito de la hoja de ruta del mercado único para 2028, incluida la consecución de una unión de ahorro e inversión.
Un obstáculo importante para el crecimiento es la burocracia. La creciente carga normativa, tanto a nivel europeo como nacional, frena la innovación y la competitividad. Si bien los recientes paquetes generales son un paso en la dirección correcta, solo evitan que se añadan nuevas cargas. Lo que necesitamos es un programa integral y continuo para reducir la burocracia existente, con objetivos y plazos claros. Solo debe introducirse nueva legislación cuando aporte un verdadero valor añadido europeo y refuerce el mercado único y su base industrial. Los Estados miembros deben transponerla y aplicarla sin crear nuevas cargas y evitando el exceso de regulación, así como los retrasos.
Europa también debe recuperar su posición de líder mundial en investigación y desarrollo. Apoyamos firmemente el Fondo de Competitividad propuesto y un aumento sustancial de la financiación para Horizonte Europa en el próximo Marco Financiero Plurianual, con el fin de reforzar la I+D como elemento central del gasto de la UE. La UE también debe garantizar un mejor aprovechamiento de la inversión privada en todo el ciclo de innovación. Dar prioridad a una regulación favorable a la innovación para apoyar la comercialización exitosa de productos, servicios y métodos de trabajo innovadores es la forma de facilitar aún más la productividad y la competitividad a largo plazo de Europa. La investigación, la educación y la innovación deben unirse en un triángulo del conocimiento que incluya firmemente a las empresas.
España y Alemania deben liderar la innovación con el ejemplo. Ambos países cuentan con sólidos sectores manufactureros en los que la digitalización y la robótica están cobrando cada vez más importancia. La integración de la inteligencia artificial y el uso de datos para impulsar la productividad son cuestiones a las que se enfrentan las empresas de ambos países. Las iniciativas conjuntas en estos ámbitos podrían liberar el potencial transformador.
La energía es otro ámbito en el que nuestros países encajan como piezas de un rompecabezas. España ha logrado avances impresionantes en la ampliación de la producción de energías renovables e hidrógeno, recursos que la industria alemana necesita urgentemente para llevar a cabo con éxito su transición ecológica. Para aprovechar al máximo este potencial, Europa debe integrar sus mercados energéticos plenamente. Al apoyar el establecimiento de más interconexiones energéticas, la energía limpia puede fluir de manera eficiente a través de las fronteras.
Más allá de la reforma interna, Europa debe profundizar sus alianzas globales. Los acuerdos comerciales con Mercosur, México e Indonesia deben ratificarse rápidamente. Y la UE debe buscar activamente acuerdos de libre comercio adicionales para ampliar el acceso al mercado y reforzar las alianzas regionales, como CELAC y el Pacto por el Mediterráneo. A medida que se intensifica la competencia, garantizar condiciones favorables en terceros mercados es esencial para la resiliencia.
Sin embargo, la resiliencia tiene un coste, y ese coste debe equilibrarse con la competitividad. Sin el equilibrio adecuado entre ambos, la prosperidad a largo plazo se ve amenazada. La dependencia de Europa de proveedores no pertenecientes a la UE para la adquisición de material de defensa sigue siendo alarmantemente alta. La Comisión Europea ha presentado una estrategia común europea de seguridad, defensa y preparación que debería aplicarse para desarrollar un mercado europeo de defensa, respetando al mismo tiempo el reparto de competencias establecido en los Tratados. Tanto Alemania como España tienen un gran potencial para cooperar en la promoción de proyectos emblemáticos que cubran las lagunas actuales en materia de capacidades y fomenten la cooperación y la interoperabilidad entre sus respectivas bases industriales en los sectores de la defensa, la seguridad y el espacio. Subrayamos que la red europea de infraestructuras críticas, la columna vertebral del mercado único europeo es una red distribuida cada vez más vulnerable. La UE debe invertir en su seguridad y, al mismo tiempo, mantener y desarrollar un cierto grado de soberanía tecnológica en lo que respecta a la resiliencia de la red.
Juntos, España y Alemania cuentan con las empresas, el talento y la visión compartida para liderar la UE a través de los retos actuales. Establezcamos el marco adecuado, junto con nuestros socios europeos, para liberar todo este potencial, en pro de una Europa competitiva, resiliente y próspera.
Spain and Germany, Complementary Drivers of European Competitiveness and Resilience
Global economic shifts, increasing geopolitical tensions, and persistent trade challenges are placing unprecedented pressure on the European Union’s economic outlook. The EU Institutions and Member States need to take decisive steps to strengthen European resilience and to restore global competitiveness. By investing in innovation, strengthening strategic industries, and diversifying export markets, we can lay the groundwork for sustainable growth together. Coordinated European action is our chance to turn recent challenges into opportunities for renewal and long-term prosperity.
We believe Spain and Germany are uniquely positioned to lead the EU forward. By leveraging our complementary strengths, we can address the structural challenges that the EU is facing and set a course for renewed prosperity to preserve the European social market economy.
Our common understanding: Reforms are urgently necessary to secure the competitiveness of Europe as a business location. Mario Draghi correctly identified three central areas for reform in his 2024 report. First, innovation: Europe is falling behind the United States and China in developing and commercialising advanced technologies. Second, energy: European energy prices remain two to three times higher than those in competing large economies. Third, strategic dependencies: Europe relies too heavily on narrow supply chains and lacks capacity in key sectors.
We can reverse these trends by harnessing our internal strengths – starting with the Single Market. Removing barriers within the EU would boost competition, efficiency, and trade, preserving and creating jobs. We would see more growth without increasing our dependency on external actors. To get there soon, we call for a swift implementation of the Single Market Strategy and the success of the 2028 Single Market Roadmap, including the consecution of a savings and investment union.
A major obstacle to growth is bureaucracy. The mounting regulatory burden, both at EU and national levels, stifles innovation and competitiveness. What we need is a comprehensive, rolling program to reduce existing red tape – with clear targets and timelines, both at EU and national levels. New legislation should only be introduced when it delivers genuine European added value and strengthens the Single Market and its industrial base. Member States need to transpose and implement it without creating further burdens and avoid gold-plating as well as delays.
Europe must also regain its position as a global leader in research and development. To reinforce R&I, we strongly support the proposed Competitiveness Fund and a substantial increase in funding for Horizon Europe in the next Multiannual Financial Framework. The EU must also ensure to better leverage private investment across the full innovation cycle. Prioritising innovation-friendly regulation to support the successful commercialisation of innovative products, services and working methods is the way to further facilitate European productivity and long-term competitiveness. Research, education and innovation should come together as a knowledge triangle that firmly includes businesses.
Spain and Germany should lead in innovation by example. Both countries have strong manufacturing sectors in which digitalization and robotics are becoming increasingly important. Integrating artificial intelligence and making use of data to boost productivity are issues that businesses face in both countries. Joint initiatives in these areas could unlock transformative potential.
Energy is another area where our countries fit together like pieces of a puzzle. Spain has made impressive strides in scaling up renewable energy and hydrogen production – resources that German industry urgently needs to succeed in its green transition. To realize this potential, Europe must fully integrate its energy markets. By supporting the establishment of more energy interconnections, clean energy can flow efficiently across borders.
Beyond internal reform, Europe must deepen its global partnerships. Trade agreements with Mercosur, Mexico and Indonesia should be ratified swiftly. Beyond that, the EU needs additional free trade agreements to expand market access and reinforce regional partnerships, such as CELAC and the Pact for the Mediterranean. As competition intensifies, securing favourable conditions in third markets is essential for resilience.
Resilience comes at a cost – and that cost must be balanced with competitiveness. Without the right balance of both, long-term prosperity is under threat. Currently, Europe procures most defence equipment from third markets. A common European security and defence strategy must strengthen cooperation and develop a competitive defence market. Both Germany and Spain have a strong potential to cooperate in promoting flagship projects that fulfil current capability gaps, and foster cooperation and interoperability among their respective industrial bases in the sectors of defense, security and space. Europe must also protect its critical infrastructure and maintain tech sovereignty to ensure resilience.
Together, Spain and Germany, have the businesses, the talent, and the shared vision to lead the EU through today’s challenges. Let us set the right framework, together with our European partners, to fully unlock this potential – for a competitive and resilient Europe.
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