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Economía
11 Mar 2022

CEOE señala el esfuerzo del tejido productivo para no repercutir todo el aumento de costes en precios finales

Valoración IPC

En febrero, el IPC repuntó de nuevo hasta el 7,6%, la tasa más elevada desde diciembre de 1986. El encarecimiento de los productos energéticos continúa siendo el principal elemento inflacionista. En este dato de inflación continúa existiendo un significativo componente de “efecto base”, ya que en febrero de 2021 la inflación fue nula (0,0%).

La inflación subyacente aumenta seis décimas, colocando su tasa de variación en el 3,0% interanual en febrero, situándose más de 4 puntos y medio por debajo del IPC general, lo que estaría reflejando el esfuerzo del tejido productivo para no repercutir todo el aumento de costes en sus precios finales de bienes y servicios. Esto implica una reducción significativa de los márgenes empresariales en estos sectores en un momento delicado para muchos de ellos tras meses de crisis y restricciones a la actividad, a lo que hay que sumar ahora el impacto del conflicto entre Rusia y Ucrania.

De cara a 2022, la inflación se verá muy condicionada por la evolución y duración del conflicto entre Rusia y Ucrania y las sanciones económicas impuestas por la Unión Europea a Rusia, que pueden tener repercusiones significativas sobre el precio de algunas materias primas, entre otras, gas, petróleo, cereales o aceites. Ello se ve unido a otros factores que ya estaban impulsando la inflación como los efectos base provocados por la pandemia, las dificultades de aprovisionamiento o el intenso crecimiento de los precios de algunos bienes intermedios.  Todo ello, mantendrá elevada la inflación los próximos meses, pero se espera que vayan remitiendo en intensidad al final del año.

En este contexto, resulta especialmente relevante evitar un escenario en el que los aumentos de los precios y salarios se retroalimenten entre sí, para no producir efectos de segunda ronda que nos lleven a una espiral inflacionista.

En términos de comparación con Europa, el IPCA en febrero alcanzó una tasa del 7,6%, mientras que en la Unión Monetaria esta tasa se situó en el 5,8%, aumentando el diferencial positivo.

Dentro del componente subyacente, los precios de los servicios aumentan su ritmo interanual en tres décimas hasta el 2,0%; los precios de los bienes industriales sin productos energéticos incrementan en seis décimas su tasa de variación hasta el 3,0%; y los alimentos con elaboración, bebidas y tabaco aceleran su tasa interanual 1,3 puntos hasta el 5,3%, destacando el aumento de aceites y grasas (28,1%).

Los precios de los alimentos sin elaboración disminuyen en dos décimas su tasa de variación interanual hasta el 5,0%. Destaca el incremento de los precios de todos los tipos de carne, especialmente la de ovino (9,5%), los cereales (8,2%) o la leche (8,8%).

Los precios de los productos energéticos alcanzaron una tasa interanual del 44,3% en febrero, frente al 33,0% de enero, impulsados por el alza del precio de las materias primas energéticas. En febrero, el precio del petróleo se situó en promedio en 99,8 dólares/barril, lo que supuso un incremento del 13,4% con respecto a enero y del 59% en términos interanuales. En euros, el aumento del precio interanual fue del 70%, por la depreciación del euro frente al dólar a lo largo del último año. Tras la invasión rusa de Ucrania los precios llegaron a situarse por encima de 130 dólares/barril, en máximos desde 2008, pero en los últimos días se están suavizando por los compromisos de Rusia y la OPEP de garantizar el suministro acordado. En lo que llevamos de marzo, el precio medio se ha situado en 126 dólares/barril que, de mantenerse, implicaría incrementos interanuales del 91% en dólares y del 107% en euros. No obstante, hay que remarcar que los precios del crudo están afectados por una enorme incertidumbre y volatilidad, y que los mercados de futuros apuntan a una paulatina senda de moderación.