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Fecha
11 Mayo 2018

La inflación se modera hasta el 1,1% por el efecto semana santa sobre la subyacente

El efecto de la Semana Santa en marzo ha dado lugar a una disminución de la inflación subyacente (0,8%, frente al 1,2% de marzo), debido al descenso de los precios de los servicios turísticos, tal y como adelantó CEOE el mes pasado.

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A pesar del notable descenso de la inflación subyacente, la inflación general sólo se reduce en una décima, debido al incremento de precios en su componente de productos energéticos y en el de alimentos sin elaboración.

En el mes de abril, la tasa interanual del Índice de Precios de Consumo (IPC) se desaceleró una décima hasta el 1,1%. La inflación subyacente disminuyó de forma notable, cuatro décimas hasta el 0,8%. Esta evolución se debió fundamentalmente al descenso de los precios del grupo de Ocio y cultura y Hoteles, cafés y restaurantes, influidos por el efecto Semana Santa, que este año se celebró en marzo y en 2017 fue en abril, lo que se ha reflejado en una desaceleración de los precios de los paquetes turísticos y de los servicios de alojamiento.

Analizando los componentes de la inflación subyacente, se observa que todos ellos siguen registrando una evolución muy moderada. En concreto, debido al efecto Semana Santa señalado anteriormente, los precios de los Servicios desaceleraron ocho décimas su ritmo de variación hasta el 1,1%, los precios de los Bienes industriales sin productos energéticos continúan registrando variaciones prácticamente nulas y los de los Alimentos con elaboración, bebidas y tabaco se aceleraron una décima hasta el 1,4%.

Los precios de los Alimentos sin elaboración aumentaron un 2,0% interanual, lo que supone un fuerte repunte los últimos dos meses desde el 0,3% que registró en febrero. Entre las causas, destacan los incrementos de precios de los huevos, aceites y grasas, y del pescado fresco y congelado.

Por último, los precios energéticos rompen la tendencia de desaceleración que venían mostrando desde mediados de 2017 y de nuevo se configuran como el componente más inflacionista de la cesta de la compra. En concreto, la tasa en abril de los precios de los productos energéticos fue del 2,3%, siete décimas superior a la de marzo. A esta evolución están contribuyendo fundamentalmente los incrementos de los precios de carburantes y combustibles, pero también del gasóleo para calefacción y de la electricidad.

El precio del petróleo en abril presentó un repunte con respecto a marzo, situándose en 72,0$/barril. Este precio supone un incremento del 37,8% con respecto a abril de 2017, aunque debido a la apreciación del tipo de cambio, el aumento en euros ha sido del 20,4%. Esta evolución se ha visto reflejada en el componente de Carburantes y combustibles que se ha incrementado un 3,7%, frente al 2,6% del mes anterior. En lo transcurrido de mayo, debido a las tensiones entre Estados Unidos e Irán, el precio ha seguido aumentando hasta situarse en torno a 78$/barril, que de continuar así supondría un alza del 56% en dólares y del 42% en euros.

De mantenerse los precios del petróleo en los niveles actuales, la influencia de la energía en la evolución de los precios será determinante en los próximos meses de 2018 y podría elevar la inflación hasta el entorno del 2% en los meses de verano, si bien la media anual se situaría alrededor del 1,5%. La intensidad y la duración de las tensiones condicionarán la evolución de los precios del petróleo, por lo que habrá que seguir de cerca su evolución.

El Índice de Precios de Consumo Armonizado se situó en el 1,1% en abril, dos décimas menos que en el mes anterior, mientras que el índice promedio de la Unión Económica y Monetaria disminuyó una décima hasta el 1,2%. Con este dato, el diferencial se torna ligeramente negativo.