La patronal europea BusinessEurope publicó un informe el pasado 16 de enero sobre las relaciones entre la Unión Europea y China y cómo abordar el desafío sistémico, que consiste en una estrategia global de la UE para reequilibrar su relación con China.
El prólogo del documento resume el contenido del mismo y dice lo siguiente:
“La comunidad empresarial europea ha sido durante mucho tiempo parte de la historia de éxito de China. Hemos alentado el camino de la reforma orientada al mercado de China, hemos invertido en China y hemos defendido un compromiso económico más estrecho con China durante años. La UE y China establecieron oficialmente relaciones diplomáticas en 1975, y firmaron su primer acuerdo comercial durante el mismo año en que China comenzó su política de “reforma y apertura"; es decir en 1978. Desde entonces, los compromisos comerciales se han sucedido rápidamente. Hoy en día, la UE es el socio comercial más importante de China, mientras que China es el segundo socio comercial más importante de la UE. El total de los flujos de comercio bilateral de bienes creció hasta los 604,7 millones de euros en 2018, mientras que el comercio total de servicios ascendió a casi 80 millones de euros en 2017. Y todavía hay mucho potencial económico sin explotar para ambas partes.
Las economías china y europea se han beneficiado enormemente de la adhesión de China a la OMC en 2001. Esto demuestra que el comercio multilateral basado en normas es el mejor facilitador del desarrollo económico. La OMC fue creada como un organismo que rige el comercio multilateral basado en normas, que evolucionaría en paralelo a las necesidades de la economía moderna. Sin embargo, la falta de reforma de la OMC en los últimos años, junto con los nuevos signos de desaceleración o de reversión de las reformas orientadas al mercado en China, han dado lugar a situaciones donde la igualdad de condiciones se ha visto amenazada y cuyo impacto ha aumentado a medida que la participación de China en la economía mundial se ha ido incrementando.
Por ello, la comunidad empresarial europea aboga ahora por una relación económica más fuerte y más justa entre la UE y China. En este documento esbozamos el potencial que traería consigo un compromiso económico más estrecho, pero también reconocemos y explicamos los obstáculos que socavan este potencial. La consolidación de la economía dirigida por el Estado de China presenta desafíos sistémicos que conducen a distorsiones del mercado dentro de China, la UE y en terceros mercados. Esto socava la igualdad de condiciones entre las empresas europeas y chinas. Por lo tanto, se necesita urgentemente una relación económica más justa, que se lograría si China creara un verdadero campo de juego uniforme entre las empresas nacionales y extranjeras, y abordara los problemas sistémicos que conducen a las distorsiones del mercado.
Sin embargo, los últimos acontecimientos han generado un renovado sentido de urgencia entre la comunidad empresarial europea para que estos aspectos no queden sin abordar y en previsión de mejoras esperanzadoras. Con el objetivo de una relación más fuerte y más justa en mente, la UE debería continuar comprometiéndose con China, mientras que simultáneamente toma sus propias medidas para abordar estos desafíos.
Nuestros objetivos últimos son que la UE garantice la igualdad de condiciones entre la UE y China, mitigue el impacto de las distorsiones del mercado inducidas por el gobierno chino, refuerce la propia competitividad de la UE y garantice la competencia leal y la cooperación en terceros mercados”.