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Fecha
29 Ene 2019

Nuevo impulso del mercado laboral en 2018

Esta tendencia se moderará en 2019, en línea con el menor crecimiento esperado para la actividad económica

La Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre sorprende positivamente, ya que refleja un nuevo impulso del mercado laboral, con un repunte de la creación de empleo, y una caída de la tasa de paro hasta el 14,45%, la más baja desde 2008.

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El empleo creció en el cuarto trimestre con respecto al tercero gracias al impulso del sector público, mientras que en el sector privado se produjo un descenso, si bien este fue sensiblemente menor que el registrado en 2017 en este mismo trimestre.

En el cuarto trimestre, tanto el sector privado como el sector público han mostrado un mayor dinamismo en la tasa interanual de los ocupados.

En el conjunto del año 2018, el empleo crece un 2,7% en media anual, y supone la creación de unos 503.000 puestos de trabajo, mientras que la tasa de paro baja al 15,3% de media anual.

Según la EPA, la ocupación aumentó en términos trimestrales en 36.900 personas, en un trimestre que suele ser desfavorable para el mercado laboral por razones estacionales. Este incremento se ha debido al sector público, donde el empleo creció en 43.400 personas. Mientras, en el sector privado se produjo un descenso de 6.900 personas, si bien esta caída es menos intensa que la registrada en el cuarto trimestre de 2017 (-63.500). 

El ritmo de creación de empleo en términos interanuales se acelera, hasta el 2,98%, por lo que el número de ocupados ha aumentado en 566.200 personas en un año. Así, el número de ocupados aumenta hasta 19.564.600 personas, el nivel más elevado en un cuarto trimestre desde el año 2008.

El número de parados descendió en 21.700 personas frente al trimestre anterior y se sitúa en 3.304.300 personas, en niveles de 2008. En un año, el número de desempleados se ha reducido en 462.400 personas. La tasa de paro cae una décima hasta el 14,45%, la más baja en un cuarto trimestre desde 2008.

En el conjunto de 2018, el mercado laboral ha mantenido un elevado dinamismo, con un crecimiento de la ocupación del 2,7% en media anual, una décima más que en 2017, lo que supone la creación de 502.900 empleos. Este intenso crecimiento del empleo probablemente dará lugar a avances prácticamente nulos de la productividad en 2018. Además, la cifra de parados ha seguido bajando, hasta situarse algo por debajo de los 3,5 millones de personas (en concreto en 3.479.100 personas). Esto ha permitido que la tasa de paro descienda hasta el 15,3% de media anual en 2018, frente al 17,2% registrado en 2017.

Volviendo a los resultados del cuarto trimestre de 2018, las notas positivas proceden de:

La creación de empleo se ha apoyado en el empleo público, donde se ha producido un incremento de 136.200 personas anual y la tasa interanual repunta hasta el 4,4%. No obstante, el comportamiento en el sector privado sigue siendo positivo, con un aumento de 430.000 personas con respecto al cuarto trimestre de 2017, lo que supone una aceleración de la tasa interanual hasta el 2,7%.

En el cuarto trimestre, se registra un aumento de los asalariados con contrato indefinido en términos intertrimestrales (+108.500), frente a la caída de los asalariados con contrato temporal (-88.500).

En el cuarto trimestre, todos los sectores han creado empleo en términos interanuales, a excepción de la industria. Destaca especialmente el dinamismo de la construcción, con una tasa interanual del 11,9%, y la creación de 428.100 puestos de trabajo en los servicios.

En 2018, el mercado laboral ha mostrado un gran dinamismo, con una notable creación de empleo y una reducción de la tasa de paro, aunque se espera que esta tendencia se modere en 2019, en línea con el menor crecimiento esperado para la actividad económica. Dado que nuestra tasa de paro es todavía elevada, es preciso seguir ahondando en reformas estructurales que impulsen la actividad económica, y ayuden a la competitividad de las empresas, reforzando su capacidad de adaptación y de creación de empleo. Dichas reformas deben nacer en el marco del diálogo y la concertación social con el fin de facilitar su eficacia y puesta en marcha.

Los esfuerzos deben centrarse en dotar a las empresas de un marco normativo adecuado y estable. De esta forma, deben impulsarse medidas de flexibilidad que mejoren la competitividad y su capacidad de adaptación al ciclo económico, evitando, por un lado, las cargas administrativas y fiscales, y por otro, los incrementos de los costes laborales que no deriven de la dinámica de la negociación colectiva.

Asimismo, no cabe duda de que para continuar esta mejora del mercado laboral es necesario incrementar la competitividad, a lo que no ayuda aumentar los impuestos sobre las empresas. Además, es preciso garantizar un marco de estabilidad económica, social, política e institucional, superando las situaciones de incertidumbre, que permita consolidar las decisiones de inversión y potenciar la creación de empleo.