La tasa de paro se sitúa en el 16,74%, la más baja en un primer trimestre desde 2008
Los grandes sectores han creado empleo en términos interanuales, excepto agricultura
La ocupación, según la EPA, descendió en términos trimestrales en 124.100 personas, en un trimestre que suele ser desfavorable para el mercado laboral por razones estacionales. Sin embargo, esta caída es la más intensa en un primer trimestre desde el año 2014, aun habiendo tenido lugar la Semana Santa en el mes de marzo en 2018.
El ritmo de creación de empleo en términos interanuales baja, hasta el 2,36%, por lo que el número de ocupados ha aumentado en 435.900 personas en un año. Así, el número de ocupados se sitúa en 18.874.200 personas, el nivel más elevado en un primer trimestre desde el año 2009.
El número de parados aumentó en 29.400 personas frente al trimestre anterior y se sitúa en 3.796.100 personas. Desde el primer trimestre de 2017, el número de desempleados se ha reducido en 458.900 personas. La tasa de paro sube dos décimas hasta el 16,74%, si bien es la más baja en un primer trimestre desde 2008.
Las notas positivas proceden de:
- La creación de empleo sigue apoyándose, en gran medida, en el sector privado, con un aumento de 304.000 personas con respecto al primer trimestre de 2017, lo que supone una tasa interanual del 2,0%. El sector público gana impulso en la creación de empleo con 131.900 nuevos ocupados (+4,4%).
- En el primer trimestre se registra un notable aumento de los asalariados con contratos indefinidos en términos interanuales (+278.500), superior al de los asalariados con contrato temporal (+173.000).
- El empleo a tiempo completo continúa creciendo en términos interanuales, mientras que el empleo a tiempo parcial cae.
- En el primer trimestre, todos los sectores han creado empleo frente a hace un año, a excepción de la agricultura, destacando especialmente el dinamismo de la construcción, con una tasa interanual del 6,5%.
En el primer trimestre, continúa la mejora del mercado laboral, aunque su tendencia se haya moderado. Sin embargo, dado que nuestra tasa de paro es todavía elevada, es preciso seguir ahondando en reformas estructurales que impulsen la actividad económica, y ayuden a la competitividad de las empresas, reforzando su capacidad de adaptación y de creación de empleo. Dichas reformas deben nacer en el marco del diálogo y la concertación social con el fin de facilitar su eficacia y puesta en marcha.
Los esfuerzos deben centrarse en dotar a las empresas de un marco normativo adecuado. De esta forma, deben impulsarse medidas de flexibilidad que mejoren la competitividad y su capacidad de adaptación al ciclo económico, evitando que las cargas administrativas y el incremento de los costes laborales obstaculicen el crecimiento sostenido del empleo.
Asimismo, no cabe duda de que para continuar esta mejora del mercado laboral es necesario garantizar un marco de estabilidad social, política e institucional, que permita consolidar las decisiones de inversión y potenciar la creación de empleo.